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Alla luna - Giacomo Leopardi
O grazïosa luna, io mi rammento
che, or volge l'anno, sovra questo colle
io venia pien d'angoscia a rimirarti :
e tu pendevi allor su quella selva
siccome or fai, che tutta la rischiari.
Ma nebuloso e tremulo dal pianto
che mi sorgea sul ciglio, alle mie luci
il tuo volto apparia, che travagliosa
era la mia vita : ed è, né cangia stile,
o mia diletta luna. E pur mi giova
la ricordanza e il noverar l'etate
del mio dolore. Oh come grato occorre
nel tempo giovanil, quando ancor lungo
la speme e breve ha la memoria il corso,
il rimembrar delle passate cose,
ancor che triste, e che l'affanno duri!
La luna - Jorge Luis
Borges (El hacedor; 1960)
Cuenta la historia que en aquel pasado
Tiempo en que suciederon tantas cosas
Reales, imaginarias y dudosas,
Un hombre concibió el desmesurado
Proyecto de cifrar el universo
En un libro y con impetu infinito
Erigió el alto y arduo manuscrito
Y limó y declamó el último verso.
Gracias iba a rendir a la fortuna
Cuando al alzar los ojos vio un bruñido
Disco en el aire y comprendió, aturdito,
Que se habia olvidado de la luna.
La historia que he narrado aunque fingida,
Bien puede figurar el maleficio
De cuantos ejercemos el oficio
De cambiar en palabras nuestra vida.
Siempre se pierde lo esencial. Es una
Ley de toda palabra sobre el numen.
No la sabrá eludir este resumen
De mi largo comercio con la luna.
No sé dónde la vi por vez primera
Si en el cielo anterior de la doctrina
Del griego o en la tarde que declina
Sobre el patio del pozo y de la higuera.
Según se sabe, esta mudable vida
Puede, entre tantas cosas, ser muy bella
Y hubo así alguna tarde en que con ella
Te miramos, oh luna compartida.
Más que las lunas de las noches puedo
Recordar las del verso; la hechizada
Dragon moon que da horror a la balada
Y la luna sangrienta de Quevedo.
De otra luna de sangre y de escarlata
Habló Juan en su libro de feroces
Prodigios y de júbilos atroces;
Otras más claras lunas hay de plata.
Pitágoras con sangre (narra una
Tradición) ecribia en un espejo
Y los hombres leian el reflejo
En aquel otro espejo que es la luna.
De hierro hay una selva donde mora
El alto lobo cuya extraña suerte
Es derribar la luna y darle muerte
Cuando enrojezca el mar la última aurora.
(Esto el Norte profético lo abe
Y tambien que ese día los abiertos
Mares del mundo infestará la nave
Que se hace con las uñas de los muertos.)
Cuando, en Ginebra o Zürich, la fortuna
Quiso que yo tambén fuera poeta,
Me impulse, como todos, la secreta
Obligación de definir la luna.
Con una suerte de estudiosa pena
Agobata modestas variaciones,
Bajo el vivo temor de que Lugones
Ya hubiera usado el ámbar o la arena.
De lejano marfil, de humo, de fría
Nieve fueron las lunas que alumbraron
Versos que ciertamente no lograron
El arduo honor de la tipografia.
Pensaba que el poeta es aquel hombre
Que, como el rojo Adán del Paraiso,
Impone a cada cosa su preciso
Y verdadero y no sabido nombre.
Ariosto me enseñó que en la dudosa
Luna moran los sueños, lo inasible,
El tiempo que se pierde, lo posible
O lo imposible, que es la misma cosa.
De la Diana triforme Apolodoro
Me dejó divisar la sombra mágica;
Hugo me dio una hoz que era de oro,
Y un irlandés, su negra luna trágica.
Y, mientras yo sondeaba aquella mina
De las lunas de la mitologia,
Ahi estaba, a la vuelta de la esquina,
La luna celestial de cada dia.
Sé que entre todas las palabras, una
Hay para recordarla o figurarla.
El secreto, a mi ver, está en usarla
Con humildad. Es la palabra luna.
Ya no me atraevo a macular su pura
Aparición con una imagen vana,
La veo indescifrable y cotidiana
Y más allá de mi literatura.
Sé que la luna o la palabra luna
Es una letra que fue creada para
La compleja escritura de esa rara
Cosa que somos, numerosa y una.
Es uno de los somblos que al hombre
Da el hado o el azar para que un día
De exaltación gloriosa o de agonía
Pueda escribir su verdadero nombre.
Canzone per la luna - Federico García
Lorca (Libro de poemas; Agosto 1920)
Bianca tartaruga,
luna addormentata,
come cammini
lentamente
Chiudendo una palpebra
d'ombra, guardi
come un'archeologica
pupilla.
Forse sei…
(Satana è guercio)
una reliquia.
Viva lezione
per anarchici.
Geova usa
seminare il suo podere
con occhi morti
e le teste
delle milizie
nemiche.
Severo regge
la face divina
col suo turbante
di nebbia fredda,
mettendo dolci
astri senza vita
al biondo corvo
del giorno.
Per questo, la luna,
luna addormentata!
protesti
priva di brezza,
per il grande abuso
la tirannia
di questo Geova
che vi incammina
su un sentiero
sempre lo stesso !
mentre lui gode
in compagnia
di Donna Morte
che è la sua amata.
Bianca tartaruga
luna addormentata,
Casta Veronica
del sole che pulisci
al tramonto
il suo volto rosso.
Abbi speranza,
morte pulita,
che il gran Lenin
della tua compagna
sarà Orsa
Maggiore, la selvaggia
fiera del cielo
che andrà calma
a dare l'abbraccio
di saluto
al vecchio enorme
di sei giorni.
E allora, luna
bianca, verrà
il puro regno
della cenere.
(Avrete capito
che sono nichilista)
* * *
Canción para la luna
Blanca tortuga
luna dormida,
¡qué lentamente
caminas!
Cerrando un párpado
de sombra, miras
qual arqueológica
pupila.
Que quizá sea…
(Satán es tuerto)
una reliquia.
Viva lección
para anarquistas.
Jehová acostumbra
sembrar su finca
con ojos muertos
y cabecitas
de sus contrarias
milicias.
Gobierna rígido
la faz divina
con su turbante
de niebla fría,
poniendo dulces
astros sin vida
al rubio cuervo
del día.
Por eso, luna,
¡luna dormida!,
vas protestando
seca de brisas,
del gran abuso
la tiranía
de ese Jeová
que os encamina
por una senda,
¡siempre la misma!
mientras él goza
en compañia
de Doña Muerte,
que es su querida…
Blanca tortuga,
luna dormida,
casta Verónica
del sol que limpias
en el ocaso
su faz rojiza.
Ten esperanza,
muerta pulida,
que el Gran Lenin
de tu campiña
será la Osa
Mayor, la arisca
fiera del cielo
que irá tranquila
a dar su abrazo
de despedida
al viejo enorme
de los seis días.
Y entonces, luna
blanca, vendría
el puro reino
de la ceniza.
(Ya habréis notado
que soy nihilista)
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